martes, 24 de febrero de 2009

Fiesta octogenaria

Ya hace horas, no demasiadas, que las últimas fiestas han echado el cierre. Los premios de la academia del cine de Hollywood han dejado resaca en ganadores y nominados.


Una ceremonia sencilla y austera, acorde con la crisis reinante en nuestro días, pero a la vez preciosa. Con Hugh Jackman -como maestro de ceremonias- que con sus números de “Musical” llegó a superar con creces a sus predecesores: Whoopi Goldberg, Judi Dench e incluso al genial Billy Crystal.




El punto donde por esta noche se centran todas las miradas, el escenario, más reducido que en años anteriores, tenía a los invitados cerca para hacer de la gala una reunión casi familiar.
Las estatuillas fueron entregadas por parejas de actores reconocidos, como ya es costumbre, exceptuando los premios a mejor actor y actriz principales y secundarios que fueron presentados por 5 damas o caballeros –depende del galardón- que les antecedieron en el reconocimiento, sin atril alguno hablaron de cada nominado con calor humano saliendo de sus bocas y cariño.

Algunas cosas quedaron claras al finalizar la ceremonia. Como por ejemplo:

-Que con tan solo quince millones de presupuesto y un reparto prácticamente desconocido se puede hacer una película competitiva como lo es Slumdog Millionarie, ganadora de 8 estatuillas entre las que están Mejor Director y Película.
-Que el cine “independiente” toma ventaja en reconocimiento y seguidores respecto del mas taquillero, palomitero o como quiera llamarse.
-Que si Heath Ledger no hubiera fallecido probablemente no hubiera sido galardonado con el Oscar de esta 81ª edición, pero también probablemente se hablaría de él como de un valor seguro que se habría hecho un lugar entre los grandes del celuloide.