sábado, 7 de noviembre de 2009

José Luis "devorado" por el Cine

Este mismo lunes se marchaba para siempre uno de los grandes de nuestro Cine, José Luis López Vázquez, para desgracia de la cultura española. Ya tan solo conservamos de esa magnífica hornada de actores a Manuel Alexandre.

Ayer el programa de TVE, Versión Española, también quería rendirle su merecido homenaje emitiendo su última película "¿Y tú quién eres?", en la que aparecian los dos actores mencionados.

Viendo este último film recordé una fotografía que hacía tiempo andaba viajando por mi habitación, y que quería compartir con vosotros. Probablemente sea la imagen que mejor retrate a este gran actor que llevaba a sus espaldas casi 260 títulos cinematográficos y 61 años como profesional de la actuación.




Devorado por su pasión.

viernes, 6 de noviembre de 2009

El cuerpo deshabitado

Llevaba una ciudad dentro.
La perdió.
Le perdieron.

Solo, en el filo del mundo,
clavado ya, de yeso.
No es un hombre, es un boquete
de humedad, negro,
por el que no se ve nada.

Grito.
¡Nada!

Un boquete, sin eco.


Rafael Alberti, Sobre los ángeles

jueves, 22 de octubre de 2009

El muchacho de las noches tristes

Hace rato que oscureció en la ciudad. Lejos de llegar la calma con esta noche, las calles son invadidas por el desasosiego. El joven muchacho vagabundea por las calles, sin saber que hace tiempo que murió, rebuscando entre la basura algo de música que poder inyectarse en el brazo para calmar su dolor. Vestido –casi disfrazado- con retales de una vida pasada.

A medida que la noche avanza una sombra crece en su interior. Convierte así su apariencia humana –tosca y desaliñada- en una criatura de pétreas facciones, gris y encorvada.

Se atreve a vivir en las afueras de esta colosal estructura, llamada ciudad, que está tan muerta como él. El único calor que se atisba en sus mejillas, en esta noche infinita, proviene de la luz de los gigantescos edificios, que se intuyen a lo lejos, allá en el corazón de la ciudad.

Intenta gritar pero, como sucede en los sueños, el sonido que sale de su garganta es mudo. Esto precede a la primera de las lágrimas de impotencia. Lágrimas que se confunden con la lluvia perdiéndose en el olvido de la ciudad.

jueves, 4 de junio de 2009

Después de ella, la nada

Todo su mundo está en calma, una paz serena y a la vez perturbadora. Vive en una felicidad por momentos embriagadora.
Llega el día en que cree –dada su naturaleza despistada- haber notado una sacudida bajo sus pies. El edificio que construyeron con sus propias manos y ahora le cobija no parece, en un primer momento, haberse inmutado.
Cuan equivocado estaba el muchacho, pronto empezará a descascarillarse la superficie pintada de verde de las paredes. Los temblores cada vez son más frecuentes y lo que ayer empezó siendo una simple fisura, hoy es una grieta tan grande como un valle.
Si reúnes las fuerzas para asomarte descubrirás un vértigo primitivo que te envuelve.
Aquella pequeña construcción, que levantaron juntos, se estremece ante la posibilidad que hasta la más liviana de las brisas consiga derrumbarla.
El muchacho llora desconsolado sabiendo que sus débiles brazos no podrán sujetar la casa por más tiempo...

jueves, 26 de marzo de 2009

Sobre la fotografía

No, no soy ni me creo Susan Sontag. Este texto hará parada por caminos más alejados de los que ahora te imaginas. Voy a hablarte de mi particular relación con la fotografía.

Tal vez hoy sea fotógrafo –o proyecto de- gracias a mis padres que ya desde pequeño me regalaron una pequeña máquina amarilla, muy amarilla y alargada o por lo menos así la recuerdo yo. Cada vez que apretabas el botón se impresionaba en el papel una pequeña tortuga ninja sonriente con uno de sus pulgares hacia arriba. Cada vez que recuerdo aquella maquinita o veo una de aquellas fotografías me echo a reír –por no llorar-, grandes viajes viví en los primeros años de mi corta vida.

Luego vino a sustituir a esta una “compacta” negra de película y multitud de desechables que seguían mis pasos a través de los innumerables campamentos de verano por donde me dejaba caer una vez al año, o más bien me dejaban caer mis padres. Incluso tuve una con carcasa sumergible que utilicé en aquel verano de la Manga. Todo el rato bajo el agua del mar y de la piscina haciendo fotos por doquier, bueno tantas no fueron, 36 tomas de aquellos amigos pasajeros que quedaron atrás y que para recordar sus caras echo mano de los documentos gráficos en que se convirtieron las banales fotografías.

Me gustaba aquella sensación de protección y parapeto que era, física y psicológicamente, la fotografía.

Los años pasaban y con la pubertad llegó una temporada de grandes lagunas en la memoria. Mi mundo me sabía extraño, lo veía lejano, hasta que termine haciendo caso omiso al libro “Más Platón y menos Prozac”.
Años en los que deje de amar la fotografía, aún no sé bien el por qué de esta situación. Supongo que para cortar los lazos con el niño que fui, que ya no era, pero que en el fondo seguiría siendo por muchos años aunque yo todavía no lo supiera.

En la salida de aquel angosto túnel me sentía mas maduro y a la vez sin un futuro claro en el horizonte.
Reflexioné, medité profundamente y por fin hallé. Me creía –y lo sigo pensando- “un bueno para nada”. Lo único que se me da bien es la fotografía, decía como un autómata el primer día de clase a todo el que me preguntaba por qué quería ser titulado en imagen.
Desempolve una Mamiya ZM de mi madre, la puse bonita, la compré complementos. Se veía preciosa.
Tal fue la locura desatada tras aquella época sombría que me monté mi pequeño laboratorio casero. En la actualidad esta acumulando polvo en la habitación contigua a mi cuarto. Pasar toda una tarde encerrado, viendo como el papel cambia del blanco mortuorio hasta la aparición, en tonos blancos y negros, de la imagen. No tenía precio ser el único intermediario entre la toma y el resultado. Grandes momentos que albergaban grandes sentimientos. Pero ahora tan solo se llena de polvo y su alma va pereciendo.

Poco después cambiaría el bello y clásico analógico por el práctico digital. Demasiadas cosas han ocurrido ya desde aquel entonces.
Pasé a un nuevo capítulo de mi vida. Aprendí a ver la belleza humana a través de mi ojo siniestro y de la extensión de este, el objetivo de mi cámara. Me deleito con esta belleza cuando viajo imaginando las posibilidades de sus caras, de sus miradas, de sus manos. Intentando recordar sus figuras, como en una fotografía, todo lo que me sea posible hasta que la luz me re-vela que ya se han marchado.

Para irme despidiendo te diré que con una cámara bajo el brazo he madurado y crecido como persona y que espero seguir con ella hasta el final de mis días.

lunes, 2 de marzo de 2009

Practica el Metr-ing

Utilizo el Metro de Madrid muy a menudo. Magnífico lugar, fuente de inspiración y de ejercicio.
-Perdone de ejercicio?
-Sí, ha oído bien, de ejercicio.

Yo también creía que tan solo prestaba un servicio público, transportar gente de un lugar a otro pero recientemente han sacado una campaña de publicidad para Metro que me contradice. Han empapelado algunas estaciones y pasillos infinitos con esta campaña, que cuanto menos me parece curiosa y tal vez innecesaria. Aunque prefiero mejor no entrar en disquisiciones económicas.

“Aprovecha Metro para hacer ejercicio”. Se puede leer en la primera frase del cartel.
Realmente algún creativo se ha creído o se creyó que la gente entra al transporte público a hacer ejercicio. Venga ya!!
Entra premeditadamente –con cierta candidez- para ahorrarse tiempo y esfuerzo. Sucede que siempre terminas perdiendo tiempo, aunque ese es otro tema.


Gracias a esta campaña al fin he comprendido por que misteriosamente se estropean las escaleras mecánicas –por cierto según la Ley de Murphy siempre son las de subida-. Son las autoridades pertinentes quien las estropea pensando en que madrileños y foráneos practiquemos el metr-ing.

Entonces se aparece la segunda frase de la campaña: “Subiendo a pie, en vez de utilizar las escaleras mecánicas”.
Deben ver que los usuarios de sus instalaciones tienen todos cara de hipertensos para dignarse a crear una campaña de estas características. Aunque se puede deber al ritmo frenético de una gran urbe como Madrid.
Se creen que en esos preciosos e iluminados cambios entre líneas – Núñez de Balboa o Nuevos Ministerios por decir algunos ejemplos que se me vienen a la cabeza- vamos a salir corriendo por esos eternos pasillos. O tal vez a prepararnos para unas olimpiadas.

Seguro que tras esta campaña los madrileños seremos unos atletas completos y estaremos preparados para Madrid 2016 o para cuando sea que quieran y puedan hacer una olimpiada en la capital.

martes, 24 de febrero de 2009

Fiesta octogenaria

Ya hace horas, no demasiadas, que las últimas fiestas han echado el cierre. Los premios de la academia del cine de Hollywood han dejado resaca en ganadores y nominados.


Una ceremonia sencilla y austera, acorde con la crisis reinante en nuestro días, pero a la vez preciosa. Con Hugh Jackman -como maestro de ceremonias- que con sus números de “Musical” llegó a superar con creces a sus predecesores: Whoopi Goldberg, Judi Dench e incluso al genial Billy Crystal.




El punto donde por esta noche se centran todas las miradas, el escenario, más reducido que en años anteriores, tenía a los invitados cerca para hacer de la gala una reunión casi familiar.
Las estatuillas fueron entregadas por parejas de actores reconocidos, como ya es costumbre, exceptuando los premios a mejor actor y actriz principales y secundarios que fueron presentados por 5 damas o caballeros –depende del galardón- que les antecedieron en el reconocimiento, sin atril alguno hablaron de cada nominado con calor humano saliendo de sus bocas y cariño.

Algunas cosas quedaron claras al finalizar la ceremonia. Como por ejemplo:

-Que con tan solo quince millones de presupuesto y un reparto prácticamente desconocido se puede hacer una película competitiva como lo es Slumdog Millionarie, ganadora de 8 estatuillas entre las que están Mejor Director y Película.
-Que el cine “independiente” toma ventaja en reconocimiento y seguidores respecto del mas taquillero, palomitero o como quiera llamarse.
-Que si Heath Ledger no hubiera fallecido probablemente no hubiera sido galardonado con el Oscar de esta 81ª edición, pero también probablemente se hablaría de él como de un valor seguro que se habría hecho un lugar entre los grandes del celuloide.